martes, 28 de octubre de 2008

Una mañana entre Viña Reales e Imperiales

A las 12.00 del mediodía estábamos citados unos cuantos amigos en la puerta de la antigua bodega de CVNE en Haro para hacer la cata de añadas antiguas que cada año realiza el Diario de La Rioja en una bodega centenaria de dicha Comunidad Autónoma. Como podréis suponer, uno iba con ganas ante semejante oportunidad de probar unos vinos que forman parte de la historia más viva riojana y del patrimonio vitivinícola nacional y que, y tras la jornada pienso que puedo reafirmarme en esto, no creo que vuelvan a realizarse jamás. El viñedo ha cambiado, las técnicas de elaboración también y ello nos lleva a que los vinos son diferentes. Que sean mejores o peores ya depende de la subjetividad de cada uno pero diferentes sí pienso que son. De hecho, personalmente en la cata que hemos hecho aprecio dos estilos bastantes diferenciados: pre años 80 y post años 80.



El día había salido desapacible, con cierta lluvia y bastante frío en el cuerpo; gente aún sin vendimiar en las zonas más frías riojanas y una historia por delante que íbamos a intentar ir desgranando entre pequeños sorbos de sus dos vinos más emblemáticos: Viña Real Gran Reserva e Imperial Gran Reserva.




Tras un breve paso por la sala de elaboración de los vinos Imperial y sus tinos de roble y la restaurada sala de barricas fuimos a un acogedor salón en donde un amplio despliegue de copas se abalanzaba sobre la mesa.

Íbamos a empezar por Viña Real, marca creada en los años 40 gracias al llamado “Camino Real” en donde estaban parte de sus viñedos de Elciego (Álava). Viña Real siempre se ha caracterizado por ser elaborado principalmente con uvas de Rioja Alavesa frente a los Imperiales que llevan más uva de la Rioja Alta. Al ser así, los Viñas Reales tienen un pequeño matiz más mediterráneo que los Imperiales, con menos acidez total, algo más de robustez como apuntan desde la bodega, y bueno, desde mi punto de vista una mayor estructura que el Imperial, al que encuentro un vino más sutil, más delicado, con más acidez total. Bueno, cuenten también con la importante colaboración de uvas de la Rioja Baja. Indispensables en la estructura y “chicha” del vino.

Ya sabéis que en el 2004 se inauguró la nueva bodega en Laguardia, con ese aspecto circular característico y en pleno desmonte. Pero bueno, estos vinos que íbamos a probar se hicieron en esta bodega antigua de Haro.

Empezamos con el Viña Real Gran Reserva 1987. Fue una cosecha larga precedida de un clima bastante continental, con invierno muy duro y un clima bastante caluroso en el verano.


El vino aparece bastante limpio, con un color atejado leve. A copa parada presenta buena intensidad olfativa, con ligeros aromas reductivos. Entre ello se adivinan frutos secos, toques de café, aromas de fruta en licor. No es particularmente compleja ni intensa.

En boca la entrada es bastante suave, con ligera acidez y algo amargoso en su paso final, demostrando la presencia viva de ese tanino poderoso.

Poco a poco fue escondiéndose en la cata y quedando por detrás de otros vinos de cosechas anteriores.

El siguiente fue un tremendamente extraño Viña Real Gran Reserva 1975. Cosecha con un invierno muy seco pero abundantes precipitaciones en primavera. Lo que más destacaba de este vino era su nariz recordando a verduras cocidas, entre mezcla de habas, judías verdes y que enmascaraba todo lo demás.

Quiero pensar que es una característica puntual de la botella ya que de hecho abrimos otra de la misma añada y la sensación esa también aparecía pero en menor intensidad, mostrando una mayor gama de torrefactos, aromas licorosos, compota, etc..

En boca, la noto un poco más barnizada, con menos tanicidad que el 87 y con menos persistencia. Más hecha y redonda pero menos electrizante.

El Viña Real Gran Reserva 1973 para mi supone un salto importante. A pesar de su ligera capa de color el vino presenta otra paleta olfativa distinta, con más toques de hongos, humedad, tierra, e incluso un aroma algo extraño que a mi me recordaba al agua de las latas de espárragos. Pero se aprecia más gama, más matices.

En boca la entrada es aterciopelada, más elegante en su desarrollo que los vinos anteriores, con buena acidez y excelente profundidad. Este vino para mi supuso subir un peldaño antes de llegar a la excelencia del siguiente.

Y ese siguiente fue un Viña Real Gran Reserva 1962. Aunque se mostraba el capullo de él muy tímido en la nariz, con el paso del tiempo fue a más y más. Con una nariz más confitada y a la vez más terrosa y con toques de hojas secas y ligeros florales, conserva una elegancia que la hace francamente interesante.

Pero es la boca donde el vino se me convierte en tremendamente soberbio, con una estructura deliciosa y un desarrollo que va ampliándose por el paladar y dejando un postgusto largo, con un tanino bien presente y equilibrado con esa acidez y pequeña golosidad final. Fantástica elegancia..

El primer Imperial Gran Reserva 1988 mostraba un color algo brillante. Limpio en vista pero con una fase láctica en aromas algo presente Mostraba esquemas más maderísticos, más aporte de cacao, tostados, café. Desarrolla buen paso por boca, con buena acidez aunque al principio la entrada es demasiado sutil.

No sé si ha sido una mera percepción mía pero me parece un estilo algo diferente a los otros Imperiales que vinieron a continuación.

El Imperial Gran Reserva 1976 lo acogí con cariño ya que siempre uno acude con gusto a probar un vino de su año de nacimiento. Apareció mucho más turbio que todos los vinos anteriores, al menos mi copa, y muestra mucho cacao, toques florales y fruta confitada en la nariz. En su movimiento se aprecia un cierto volumen superior a los otros vinos. En la boca presenta un buen equilibrio, sin nada que destaque pero con una redondez deliciosa y un final de buena longitud. Muy rico.

Por último, el Imperial Gran Reserva 1968 mostraba unos tonos más ocres en su color, pero una nariz franca desde el principio, intensa y compleja, con abundantes sensaciones de bombones, frutos secos, higos y pasas, hojarasca y un matiz terroso. Una boca apabullante, con buena acidez, estructurada y a la vez equilibrada, largo, inmenso.





Parece ser que tras lo probado uno se queda con el Viña Real Gran Reserva 1973 y sobre todo 1962, así como el Imperial Gran Reserva 1968. Bueno, cuestión de gustos :-)






Agradecer a la bodega la magnífica oportunidad que nos han dado de probar estos fantásticos vinos, y por supuesto a los amigos del Diario de La Rioja por hacerme partícipe de estos momentos de auténtico disfrute.

A todos, un saludo y muchas gracias.



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The Show Must Go On (Queen)

jueves, 23 de octubre de 2008

Arranques

Estaba leyendo que en España se ha solicitado el arranque de casi 100.000 hectáreas de viñedo, siendo Castilla-La Mancha la Comunidad Autónoma en donde más hectáreas se han solicitado con unas 66.000.

No creo que sea necesario decir que este arranque viene subvencionado por la Unión Europea, pero sí apunto a que no me parece mucha la superficie que se somete a esta medida.

A priori puede parecer una cantidad importante de hectáreas, que lo son, pero un servidor esperaba que se fueran a presentar más solicitudes viendo que “Mamá” Bruselas iba a subvencionar.

Antes del 15 de Noviembre, y con el presupuesto en la mano de 464 millones de euros asignados para esta medida, la Comisión debe fijar el porcentaje de aceptación de los importes que corresponde a cada Estado. Veremos lo que sucede.

¿Subvencionarán dentro de unos años para plantar? Al tiempo...

Mientras esperamos, os dejo con algo de mi siempre admirado Petty mientras disfrutamos de algún que otro vino:

http://es.youtube.com/watch?v=4mX9-2xuyP8

Un saludo
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Evolución de momentos y de colores


Evolución de momentos: "Antes de" vs "Después de"





Evolución de colores




Un saludo


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The Show Must Go On (Queen)

miércoles, 15 de octubre de 2008

Iberoamérica en cata #12: Un vino de otoño: Vuelta a los inicios


Tras la propuesta de Joan en su blog De Vinis Cibisqve para un vino de otoño, he escogido uno cuyo color se aproxima a las magníficas imágenes que esta estación del año nos ofrece. Me refiero a un amontillado.

Creo que muchos estamos bastante de acuerdo en que si hay unos vinos españoles únicos en su concepto son los vinos generosos andaluces. Siempre me he preguntado qué pasaría si estos vinos estuvieran valorados en su justa medida. ¿Tendría que envidiar algo un Moscatel Toneles a un todopoderoso Château Margaux o a un mito como el Domaine de la Romanée-Conti valorándolos a cada uno donde corresponde? ¿Podría estar al mismo nivel un NPI que un borgognon multifamoso como pueda ser Armand Rousseau Chambertin o que un Cheval Blanc bordelés archivalorado? ¿Sería una locura decir que los vinos clásicos de Giacomo Conterno o de Domaine Huet no se pueden comparar con un PX Solera 1830 de Alvear? Evidentemente, son comparaciones absurdas ya que los tipos de vinos son muy diferentes pero creo que se me entiende por dónde quiero ir. Mi impresión va dirigida a dar una opinión totalmente subjetiva sobre cómo estos vinos creo que pueden ser de los más grandes que se hacen dentro del panorama vitivinícola mundial.

Y en esto, surgió una propuesta que a mi me ha llevado a las cimas del disfrute. Fue allá por Mayo del 2006 cuando probé la primera botella del primer vino que lanzaba el proyecto del Equipo Navazos. Era ese vino amontillado que daba nombre al equipo: Amontillado Navazos.

Muchos vinos han venido después, excelentes y apasionantes en sus diferentes versiones, electrizantes y muy recordatorios de ciertas cosas tal y como hablé en su día de ese NPI. En definitiva, emocionantes.

Y ahora, vuelvo al principio. Dos años más tarde me reencuentro de nuevo con ese amontillado que fue el origen antes de que el éxito y mayor (re)conocimiento público hicieran de este gran equipo y de estos grandísimos vinos unas referencias en las bocas de todos.

¿Quizá eso ha hecho que me haya vuelto un poco más crítico? Es posible…

Volviendo a descorchar una botella del inicio, de ese Navazos que vuelve a mostrarse como lo que es, uno encuentra que se enfrenta a una joya de color ambarino-caoba que te transporta a un viaje maravilloso. Llegar a casa, una copita de este vino para beber despacio, buena música de fondo…y el disfrute que te ofrece es bien satisfactorio.

Gracias de nuevo y enhorabuena por todo. Espero que las luces que recientemente han empezado a alumbrar toda esta parafernalia no cieguen a los artistas que la han hecho posible.

Un saludo

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The Show Must Go On (Queen)

lunes, 13 de octubre de 2008

Próxima parada: Cerca del Ganges

Mirad que hemos criticado muchas veces cómo el estilo de muchas bodegas de Burdeos ha cambiado a lo largo de las últimas décadas. Pues leyendo una noticia que aparecía en la revista Decanter he llegado a pensar por un momento que me alegraba de que ese cambio se haya producido:

http://www.decanter.com/news/269427.html

Claro, mi reacción ha sido…¡Joder, pues si ahora empiezan a producir a tope los indios (de la India), los chinos, y demás…ya sólo nos queda la Luna! Pero bueno, si producen según ese nuevo estilo…puede existir esperanzas.

Según iba leyendo el artículo mi pensamiento cambiaba. ¡Ah!...que es que el vino australiano se conoce en India más que el francés. Vale, ya voy entendiendo más…y al final la tranquilidad me llegaba al ver el nombre de Radoux.

Es que alguna pruebecita con esta casa no me ha convencido. Serán excelentes, pero a mi no me sirven.

Pues bueno, al final no sé qué conclusión sacar del artículo. Siempre me queda esperar a que los gurús de turno se fijen en el “nuevo vino indio” y se convierta en el nuevo “top” mundial de precios y puntuaciones. Si la demanda se desplaza hacia el Ganges y eso sirve para ayudar a la recuperación de otras zonas como Burdeos y que nuestro bolsillo se vea menos achuchado a la hora de acudir a estas botellas, yo me apunto y empiezo a hacer ya campaña por el vino indio en barrica Radoux.

Desde aquí, 100 puntos a todos.


Un saludo
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miércoles, 8 de octubre de 2008

Grande y/o pequeño

Leía hoy a primerísima hora (ya sabeis que en estas épocas hay que coger uva) la venta que tiene prevista realizar el grupo Pernord Ricard de todas las bodegas de Domecq en España (por ejemplo, AGE, Juan Alcorta, Ysios, etc.) y el posible interés por parte de Constellation.

Esto me lleva a pensar en lo de siempre. El grande cada vez más grande y el chico cada vez más chico. Creo que el mundo del vino a medio plazo tiende hacia esa concentración y a la vez hacia una especialización. Por un lado los grandes grupos empresariales y por otro las pequeñitas bodegas que buscan y tratan de ofrecer un vino mucho más personal. Los que estén en una situación intermedia creo que tienen todas las papeletas para perder.

¿A qué llamo situación intermedia? Para mí, producciones de aproximadamente más de unas 200.000 botellas empiezan a ser realmente complicadas de defender…

Aunque claro, uno lee y oye (que no escucha) tantas tonterías…

Les dejo por ello con algo importante:

http://es.youtube.com/watch?v=Kw-zt8IOmNU

Descanse donde esté, Mr. Perkins.


Un saludo
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miércoles, 1 de octubre de 2008

Rock and Roll Fantasy Camp…¿y para el vino?


La verdad es que esto sí que es una buena jubilación. Resulta que el título de esta entrada hace referencia a la posibilidad que uno tiene de tocar con estrellas del calibre de Bill Wyman (ex Rolling Stones), Roger Daltrey (The Who), Glenn Hughes (ex Deep Purple), Slash (Guns N´Roses), etc. gracias a este invento que se ha creado hace algunos años.

Por el módico precio de 6.000 € uno puede sentirse ¿músico? al lado de estas celebridades y aprender (o no) de ellas. Te permiten acudir a esta especie de campamento para ensayar y aprender trucos con esta gente, ya sea en Holluwood, Las Vegas o en los afamados estudios londinenses de Abbey Road.

Pues que queréis que os diga, que si estuviera podrido de pasta a lo mejor hasta me apuntaba por el simple hecho de hacer el imbécil junto a Daltrey. Igual hasta probaba a dar doscientas mil vueltas al micrófono como hace él para acabar hecho un lío.

Pero como no es el caso, he estado dando vueltas a la neurona hasta llegar a la conclusión que esto podría ser un fantástico cementerio de dinosaurios para profesionales del mundo del vino. Ya saben que uno es mal pensado y por eso propongo que cuando se retiren los super enólogos estrellas (y estrellados) actuales ¿por qué no montan algo así?

Ya me imagino a las hordas estudiantiles en busca y práctica de esos truquillos y consejos para conseguir vinos de alta puntuación, perdón, quise decir aceptación.

Al tiempo…

Les dejo con algo de alguien que hizo algo de esto para poder cobrar ahora esos 6.000 €.
Un saludo
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The Show Must Go On (Queen)