domingo, 30 de marzo de 2008

A veces, de la nada se crea un todo

Siempre me viene a la memoria infinidad de catas y degustaciones muy preparadas, anunciadas a bombo y platillo y en las que uno igual se crea una serie de expectativas que luego no se ven cumplidas en la plenitud deseada o creída. Incluso el aburrimiento puede ser tu principal compañía en esos eventos.

Intercambio de correos rápido, un viaje a Madrid y todo listo, sin más preparación. ¿Unos vinos y algo de picar? Bien, que cada uno lleve lo que le plazca. Y de esas simplezas surgen a veces noches tremendamente especiales, de disfrutes eléctricos que te ponen la piel de gallina. Y es que, la belleza de la simpleza es preciosa. Seis personas en una mesa en la que acudimos a hablar sobre vinos, a olvidarnos del día a día, a charlar sobre lo divino y lo humano, a disfrutar de lo que vaya surgiendo y a paladear las sensaciones que cada minuto nos ofrece. Sí, el disfrute de los pequeños momentos es deseable.
De los buenos amigos siempre se aprende y en el caso nuestro nos gusta seguir las “peripecias” de una persona a la que tenemos un especial afecto en este grupo. La jornada se la dedicamos a él. Creo que si lee estas líneas sabrá quién es. Simplemente, te esperamos en alguna.

La noche se presentaba agradable. El Barcelona había perdido y animaba más mis ánimos madridistas, el tráfico estaba mejor de lo esperado y evitaba así enfados innecesarios al volante y llegar con prisas y sofocones al sitio indicado, por lo cual el sentarme a la mesa iba a ser bastante relajado y con buen humor.

Apareció en mi primera copa un Vinho Verde de Quinta do Montinho, de la añada 2005. La vegetalidad de esta primera propuesta me recordó que lo mejor era olvidarla lo antes posible. Hubo quórum. No nos convenció. Primer ensayo fallido. Bueno, era un telonero muy normalito.

“Prueba esto”, me dice la persona que tenía a la derecha mientras estaba hincándole el diente a un delicioso salchichón ibérico. ¡Ostras! ¿Qué es esto? Apunta buenas maneras. Mucha frutita blanca madura, la madera sutilmente camuflada, tiene apuntes de compota y de pastel de manzana. En boca está maduro en sabor y vivo en su recorrido, con buena acidez y un final elegante y de mediana persistencia. Un Regio blanco 1996 de Bodegas Palacio (D.O.Ca. Rioja) muy disfrutable.

Los canapés estaban deliciosos, así como el atún ahumado con el siguiente vino. Mientras llegaba el catering de comida japonesa decidimos ir probando el trío de diferentes vinos blancos. Borgoña y Rioja iban a ser protagonistas, en diferentes estilos pero con propuestas que nos parecieron de mucho peso. El primero del trío se presentaba de un color amontillado, con ligera turbidez. Matices oxidativos en la nariz pero el “bicho” conserva algo. Unos aromas como de melocotones, fruta escarchada, higos, toques acaramelados y amielados empiezan a entrar en las fosas nasales. Lo dejé en la copa tras un leve sorbo en el que el vino mostraba estructura, acidez, persistencia, volumen, elegancia. Luego volvería a él, a probar este López de Heredia Viña Tondonia blanco 1961 (D.O.Ca.Rioja) que estaba empezando a mostrarse tras permanecer tantos años en la botella. La verdad es que soy mucho más defensor de los blancos de esta bodega que de los tintos, prefiriendo además en general los Bosconia que los Tondonia y este blanco empezaba a mostrar ese gusto que me dan este tipo de vinos. Bufff…

El Cuvée Antoine 2004 de Catherine & Claude Marechal era la primera incursión borgognona. Un blanco genérico de la zona de Beaune que en principio mostró un excesivo uso de la madera en sus aromas. Tostados, especias, frutos secos se imponían a los destellos leves de flores flancas y aromas afrutados. En boca me encontraba un poco de forma similar, teniendo el vino volumen y buena acidez pero en el postgusto final la barrica era demasiado predominante.

De estilo muy distinto fue el Puligny-Montrachet 2004 de Louis Carillon. Más pálido en color y mucho más rocoso en olor y sabor. Fantástica expresión mineral la de este vino, olía a pura roca, mezclado con cítricos, leves aromas lácticos y herbáceos, todo muy bien compensado. Meter la nariz en la boca te transportaba a un suelo, a una piedra, a una sensación que me seduce en los Puligny, con frescura vegetal (que no verdores) y que me resulta muy placentera. En boca entra con potencia, acidez tremenda y vuelve a dejar sensaciones minerales muy intensas, con largura y buena estructura. Muy bueno para mi gusto este blanco.

Combinando los vinos íbamos dando cancha al Tondonia blanco del 61. No sé si La Rioja volverá a hacer este estilo de vinos blancos pero como no viviremos para contarlo, aprovechemos el momento que de vez en cuando nos ofrecen estas oportunidades. Para soñar…

El catering de Kabuki apareció en la mesa y mientras se abrió el primero de los vinos tintos. Buen trabajo hizo el que lo abrió (el amigo Pedro) y rápidamente hubo una persona que olió lo que se estaba sirviendo y fue claro: ahí hay un vinazo escondido. Enrique no se equivocaba ya que este López de Heredia Viña Tondonia tinto 6º año de los años 60 hizo el silencio entre los presentes.


Algo eléctrico, emocionante. Digamos que mantenía cierta tonalidad rojiza dentro de su media capa ligeramente atejada. En nariz era un rosario de sensaciones diferentes, desde trazas de frutillos negros maduros, hasta aromas de trufas, hojas secas, tierra mojada, ligeros cueros iniciales, madera vieja muy sutil. La boca es deliciosa, elegante, fina, sabrosa, una pelota en tu paladar, donde acidez, alcohol y tanino se funden en una sensación placentera. Muy largo en el postgusto. Le dejaríamos poco a poco en la copa mientras pequeños sorbos se iban dando a este auténtico vinazo.

Hablábamos de lo que se produce, de lo que se producía, de cómo ha variado el grado como dijo bien Olaf, de cómo el enmascaramiento maderístico a la materia prima cobija errores, en fin…muchos temas de reflexión en torno a una copa de este vino. Es para meditar y reflexionar.

Y el vino seguía. Ya decía que en general en tintos me quedaba con Bosconia en el caso de esta bodega de Haro, pero miren ustedes, a veces lo mejor es quedarte con ambos.
La siguiente propuesta era la de descorchar dos vinos de 1989. Un Contino Gran Reserva y un La Rioja Alta Gran Reserva 904. Y fue una buena opción. Es posible que algo penalizada por ponerlos detrás de ese espectáculo anterior pero ambos del 89 me parecieron francamente interesantes dentro de otro estilo que, por edad y por formas, lo demostraban frente al Tondonia. Dos vinos para disfrutar y reflexionar copa en mano.

El 904 es un vino que generalmente me encanta. Mi respeto hacia los vinos de esta bodega es muy alto porque me he encontrado con verdaderos momentos de disfrute ante copas de La Rioja Alta y me metí con ganas a este de 1989. Joven y vivo se encontraba el vino, con aromas de frutos negros y rojos maduros, especias suaves, ligera humedad inicial, aparecen ahumados, aromas como de castañas asadas y un fondo balsámico elegante. En boca el vino me parece muy sabroso, elegante, bien equilibrado, todavía bastante vivo, largo, profundo e intenso. Francamente bueno e invitando a beberlo copa tras copa. ¡Bravo!

El Contino me pareció una línea algo más moderna, con un mayor predominio de frutas rojas, especias, tostados finos. Todo muy bien integrado y con una nariz intensa y muy elegante. En boca el vino es muy vivo, con un tanino todavía por integrarse en el conjunto, acidez buena y un final apoteósico de sensaciones variadas como en la nariz. Está joven, pero es un chaval que promete grandes momentos como el que ya me dio ayer. ¡Magnífico!

Era el último vino de Rioja de la noche (dejamos en la recámara dos Ardanzas bien talluditos, uno del 81 y otro de los años 40) y las sensaciones que nos daba esta región que tantos defensores como detractores tiene habían sido especiales. Elegancia, finura, complejidad, eran adjetivos hablados mientras tomábamos estos vinos y colocábamos a La Rioja como una región que realmente nos hacía disfrutar. Y no podemos decir lo mismo en todos los casos.

Mientras, iban apareciendo unas excelentes albóndigas caseras de las de mojar pan sin hartarse y unos pocos callos para ir acompañando la velada…Soy de fácil conformar y casi todo me gusta, así que si digo que estaba todo muy bueno igual no les signifique nada. Gracias por esas dos maravillas gastronómicas.

El Côte-Rôtie Vieilles Vignes 1999 de Marie-Claude Lafoy&t Vincent Gasse fue una incursión espectacular en el Ródano. Me encanta su nariz compleja en frutillos rojos, matices terrosos, ligeras violetas y recuerdos ahumados y como de carne asada. En boca es delicioso, con acidez y profundidad, gran estructura, equilibrio, un syrah que me ha gustado mucho. Sin estridencias, pura tierra, puro suelo. Muy largo. Muy diferente a lo que he probado de esta variedad fuera de estas zonas del Ródano.
Dimos un giro radical en el siguiente vino de la noche y nos fuimos a la uva Tannat con un Bouscassé Vieilles Vignes 1996. Un Madiran de Brumont que se muestra muy fresco y potente, con gran tanino de uva, con 12,5 graditos, ligeramente rústico y con personalidad apabullante. No exento de elegancia. Un vino que me gustaría volver a probarlo dentro de unos cuantos años.

Quedaba el último fogonazo y fue apoteósico. Un Vin de Paille de Durand-Perron 1996 de bonito color dorado brillante. Deliciosa nariz y frescura en la boca, realmente vivo, nada cansino. Aromas iniciales de frutos en compota, orejones, pasas, hierbas aromáticas y frutos secos garrapiñados, tiene un toque como de alguna conífera en nariz, flores silvestres y un toque amielado sutil. En boca como decía mantiene una frescura envidiable, largo, graso, con volumen. Era delicioso tenerlo un rato paladeándolo en la boca. Bufff, muy rico.

Final antológico para una noche especial, surgida de la nada y sin ningún tipo de preparación previa sobre los vinos que iban a beberse.

A todos los que han hecho posible (amigos, bodegas, etc.) esta orgía del disfrute desde aquí mi más sincero agradecimiento. La vida es demasiado corta como para beber mal vino. Aprovechemos mientras.

Para terminar, me apetece disfrutar con una de mis canciones favoritas. 10 minutos sensacionales. La primera vez que la escuché en directo, el saxo de Clarence Clemons me puso la carne de gallina. Todavía lo consigue. Algunos vinos (de ayer y de otras ocasiones), también.

http://es.youtube.com/watch?v=8KM_6a2t0dQ




Un saludo
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The Show Must Go On (Queen)





sábado, 22 de marzo de 2008

Viernes Santo en forma de copa de vino

Viernes Santo en Madrid. Época de procesiones y fervor religioso en una noche fresca en la cual unos cuantos amigos decidimos aplicar nuestra particular devoción a Baco. Sí, ofrecimos una típica liturgia que giró en torno a diferentes botellas de vino pero en la que hubo un denominador común: el buen humor

La consigna había sido clara y a las 21.00 aparecimos en el “templo”, que desde aquí quiero dar las gracias a su dueño por el ofrecimiento y por aguantarnos. Cualquier día de estos la casa sale ardiendo…

Los diferentes “pasos” o “estaciones” de esta noche fueron:

Muestra de Patio 2007 (La Mancha) sin terminar todavía la maloláctica

Torque Do Castro 2006 (D.O.Ribeiro)

Mendall Blanc 2006 (Vi de Taula de la Terra Alta)

Champagne Michel Brocard Brut

Champagne Michel Brocard Cuvée Prestige

Schlossgut Diel Dorsheimer Goldloch Sekt Riesling Brut 2000 (Nahe)

Champagne De Sousa Zoémie Brut Précieuse

Ochoa Rosado de Lágrima Vendimia Seleccionada 2007 (D.O.Navarra)

Patio 2006 (Vino de la Tierra de Castilla La Mancha)

Cauzon 2006 (Vino de la Tierra Norte de Granada)

El Chaparral de Vega Sindoa 2005 (D.O.Navarra)

Penfolds Bin 128 2001 (Coonawarra-Australia)

Antonio Caggiano Azienda agrícola S.R.L. Taurasi Tauri Aglianico dell `Irpinia 1998

Paternina Conde de los Andes Reserva 2001 (D.O.Ca. Rioja)

Domaine des Sablonnetes Coteaux du Layon Rablay 2005

Oloroso Tradición 30 años

Con algo de picar, como unas clásicas torrijas entre otras cosas, pasamos el Viernes Santo. Los rezos fueron bien dirigidos y las plegarias fueron escuchadas.

Se avecina un disfrute futuro en forma de añada 2002 en lengua germana…Empezamos a calentar motores.

Un saludo

jueves, 20 de marzo de 2008

Carla en el Palacio del Elíseo


Viene mi madre con una revista que es como la Biblia del papel couché, es decir, el Hola!. Me enseña un reportaje maravilloso de la Señora, ya no señorita, Carla Bruni en el Palacio presidencial del Eliseo en París y me pregunta si conozco algo señalando una foto en concreto.

Dicha foto muestra a Bruni en la bodega del Eliseo, llena de botellas entre las que se adivinan por la etiqueta Moutones-Rothschild, bastante Figeac, Palmer, Pavie, etc.

Dicen que cuentan con más de 20.000 botellas y que a su esposo Nico no le gusta el alcohol pero sí agasajar a sus invitados.

La pregunta de esta semana es: ¿Con qué agasaja Nicolás Sarkozy a sus invitados?

a) Con los vinos de la bodega del Palacio
b) Es Carla la que agasaja
c) Son compatibles ambas opciones

He llamado al Eliseo pidiendo cita. Veremos, estoy en lista de espera pero no sé si por la opción a), la b) o la c)

Ya ven, tonterías que encuentra uno.


Algo más serio es el último disco del "león de Belfast": Van Morrison. Ha sacado "Keep It Simple", una lección de folk, blues y country en menos de una hora. Algunos artistas, como los buenos vinos, envejecen que da gusto.

Un saludo

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domingo, 16 de marzo de 2008

Unos vienen, otros van, algunos vuelven

Aprovechando una lectura al blog de Olaf & Jose (Uno +... ) y que estaba aquí degustando una sydre Argelette 2006 normanda fantástica de Eric Bordelet junto a un poco de queso de cabra me preguntaba, al ver la etiqueta de la sidra que marca 4 grados alcohólicos, si en el vino empiezan realmente a cambiar las corrientes. Recientemente sacaba una bodega de Jumilla una partida de un vino bajo en alcohol y parece ser que ahora se alerta constantemente sobre este asunto (para más datos recomiendo leer el blog citado anteriormente)

Según comentan en algunos foros de opinión parece ser que el consumidor empieza a tener cierto hartazgo de vinos con un mayor contenido alcohólico (no lo tengo tan claro). Además, las cosas se han puesto duras con los controles de alcoholemia.

Me hace gracia, y mucha. Hasta los años 90, no mucho alcohol se veía en las diferentes etiquetas pero la moda cambió y los contenidos en etanol aumentaron en zonas donde ese contenido no había sido nunca tan elevado. ¿Causas?: Muchas.


Pero lo que planteo es: ¿Volverá un nuevo cambio?. Me preocupa que estos temas parezcan como si pongo y quito alcohol a mi antojo en el vino, como si la técnica influyera demasiado.

Solamente aquellas bodegas sin una idea, sin una plena convicción, sin una filosofía propia o rumbo claro entrarían en este juego. Ahora pongo, ahora quito. ¿Hay seriedad? Para mi, ninguna. Por eso, me alegra haber defendido siempre la misma postura tanto desde el punto de vista de un pequeño consumidor, como de un pequeño productor.

Aquellos que produzcan vinos con más de, por ejemplo, 14,5 grados, que los defiendan. Aquellos que produzcan con menos de 14,5 grados, también. Pero sean coherentes si es que realmente confían en su vino. No critico ni a unos ni a otros, sí a los bandazos en función de modas. Que cada palo sostenga su vela y que comercialmente lo defienda como pueda.

Suena Rory Gallagher en el equipo…Me encanta. Pureza.

Un saludo

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sábado, 15 de marzo de 2008

Una feria, dos momentos, tres historias, cuatro sorpresas, unos jugones, seis amigos, siete lobitos

El lugar de la feria: Barcelona.

Los dos momentos: Apertura y cierre

Las tres historias: Gente que viene a comprar, gente que viene a vender, gente que viene a beber.

Cuatro sorpresas: La gente de L´Excellence, Santiago & Santiago (y acompañantes) de diferentes Islas Canarias, Damia y Enrique

Unos jugones: Pedro & Pedro (uno de Gran Canaria y el otro de Aranda), Olaf, Herr Direktor, Samuel, Víctor y Pepe.

Seis amigos (previos): Trimbach Clos St Hune 1976, Francois Chidaine Clos du Breuil Montlouis-Sur-Loire 2005, Huet Vouvray Le Clos du Bourg Moelleux 2002, Huet Vouvray Le Mont Moelleux Première Trie 1996, Huet Vouvray Le Haut Lieu Demi-Sec 1985, Mugneret-Gibourg Nuits St. Georges 1er Cru "Les Chaignots" 2004

Siete lobitos: los que tiene la loba. Pasaron y bebieron vino. Gente como Ryan Opaz, Nerea, Iñigo y Asier de San Sebastian, Álvaro de Sevilla, Mario de Asturias, Javier de Santiago de Compostela, Enrique de Murcia, y muchos más.

A todos: gracias.

martes, 4 de marzo de 2008

Ferias y feriantes


Aprovechando que en las próximas semanas se celebran dos importantes ferias de vinos a nivel europeo me parece interesante realizar alguna reflexión al respecto. Me estoy refiriendo a Alimentaria y a Pro-Wein. La primera de ellas se celebra en Barcelona y es algo más que una dedicación única y exclusivamente al mundo del vino, ya que en Alimentaria se dan cita muchos exponentes de todo el sector alimentario. De carácter bianual pienso que es, posiblemente, la feria más representativa de las que se celebran en la Península (Fenavin me gustó bastante también). Y justo acabada esta feria empieza Pro-Wein en Düsseldorf, de celebración anual y dedicada solamente al sector vitivinícola a nivel mundial. La verdad es que la proximidad de fechas resulta, desde mi punto de vista, bastante perjudicial tanto para las empresas pequeñas españolas como para posibles clientes extranjeros que a lo mejor tienen que elegir entre acudir a una o a otra, y en este punto, si me pusiera en el papel de comprador de vinos y conociendo ambas, acudiría a la ciudad bañada por el Rhin ya que la oferta es mucho mayor.

Recuerdo el año pasado lo interesante que me pareció Pro-Wein. No sólo en vinos alemanes y austriacos que se presuponen con altas participaciones, si no con vinos franceses, italianos, griegos, suizos, eslovenos, húngaros, chilenos, portugueses, argentinos, australianos, neo-zelandeses, etc y con una también alta participación de bodegas españolas aunque fui muy crítico con la organización de estas últimas en una mezcla o mejunje difícil de comprender para en comprador extranjero. Esta participación tan variada no se ve, o al menos no la vi, en el pasado Alimentaria en donde la oferta española es abrumadora frente a la escasa presencia extranjera.

Pero la cuestión que me planteo es si desde el punto de vista de las bodegas es interesante o no acudir a estos grandes eventos. Conozco muy diversas opiniones de gente del sector a favor y en contra de participaciones en ferias de este tamaño, o de opiniones más favorables hacia ferias más locales y/o regionales, o de la no participación en estos encuentros.

Sabemos que el coste de participación suele ser alto, que la preparación de la misma puede ser larga ya que hay que contactar con bastante gente para conseguir que la feria salga provechosa, que los resultados lógicos no invitan a la inmediatez de óptimos rendimientos pero a pesar de todos esos puntos negativos considero que, aunque las bodegas no se deben dedicar a ser feriantes por el mundo, sí es interesante cierta planificación y presupuesto para acudir a algunos de estos eventos como escaparate para mostrar el trabajo desarrollado ya a sea en eventos mundiales, nacionales o más locales. Para algunos puede servir para captar clientes nuevos, para aquellos que ya tienen todo vendido siempre es bueno que clientes finales o clientes de sus distribuidores o importadores les vean y puedan hablar con la bodega y contrastar opiniones, o incluso es bueno acudir para ver qué hacen los demás e informarse, contrastar opiniones y aprender. Eso nunca está de más, al menos desde mi humilde opinión.

¿A ustedes qué les parece?


Un saludo
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domingo, 2 de marzo de 2008

Más membrana

No sé si se acuerdan ya de las membranas de las levaduras, aquello que intenté esbozar hace algún tiempo en una trama de este blog y que me hubiera gustado retomarlo con más celeridad pero me ha sido imposible. Para refrescarlo pongo el enlace (http://iglegorburu.blogspot.com/2008/01/membranas-lo-light.html) ya que me servirá para enlazarlo en donde me quedé y que me parecía interesante desarrollarlo.
Lo primero era la cuestión del pH interno de la levadura y su mantenimiento. Claro, nos encontramos con el vino que anda con pH entre 3 y 4 (cada día más cercanos al extremo superior del intervalo) y la levadura lo tiene sobre 5 y 6, lo que crea una cierta diferencia que provocará que iones de hidrógeno intenten entrar en la levadura a través de su pared y membrana para bajar el pH interno de nuestra amiga e igualar las cosas (a mayor concentración de hidrógeno más acidez, menos pH ya que la fórmula de cálculo es: pH = -log [H+]

La levadura, como cualquier otro bicho viviente, al encontrarse con cosas extrañas que entran en su interior pues intentará expulsarlas, y así usa una enzima (ATPasa) para expulsar hidrógenos al exterior. El problema es que las enzimas necesitan energía (ATP) para trabajar y debe competir por esa energía con las proteínas de transporte que ya vimos que tenía la membrana y que se encargan de ir transportando los azúcares para convertirlos en alcohol durante la fermentación alcohólica y también gastan ATP para ello. Total, que vemos que durante la fermentación hay una competencia interesante y a la vez problemática dentro de la levadura (no así en la respiración…por lo que a la levadura le sería más fácil optar por esa vía, pero amigo, a nosotros no nos interesa porque…¡¡queremos vino, y el mosto debe fermentar!!)

Entonces, hay que intentar que la levadura fermente y tenga buen alimento para ello (nitrógeno principalmente que sea asimilable). Pero ¿qué pasa si existe deficiencia en este alimento? Pues mire usted, si yo no como y cojo energía…pues no trabajo parece ser que nos dice nuestra levadura. Pues eso es más o menos lo que pasa, que al existir carencias de “alimento” se para todo un poco, la levadura sigue expulsando hidrógenos por medio de la ATPasa y en cambio no entran hidrógenos ya que no hay alimento…y entonces mi amiga se satura, dice que no puede más y muere, es decir, se para la fermentación. De ahí la importancia de que el alimento esté disponible para la levadura (ya hablaremos más en detalle sobre las condiciones, alimentos, etc). Vamos, como en el caso de los humanos, lógico y normal. Si ya decíamos que estos bichitos no eran tontos….

Y si encima vamos notando que va subiendo el etanol por empezar a hacerse la fermentación, se van a ir poco a poco produciendo más huecos en la membrana por lo que habrá más huecos de entrada para más hidrógenos y esto hará que baje el pH interno rápidamente y se pare la fermentación. De ahí el efecto tóxico que crea el etanol sobre la levadura a medida que va habiendo más (ya que el azúcar se fermenta) y que se ve incrementado y acelerado si las temperaturas de fermentación son demasiado altas. Por eso vigilen, que más allá de aproximadamente los 32º C de temperatura fermentativa…”los caminos del Señor son misteriosos.”

Para que vean que el alcohol en exceso es malo no sólo para la levadura les dejo lo siguiente:

http://es.youtube.com/watch?v=PnXQk5EGxKo

Un saludo

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