Siguiendo con algunas conclusiones del pasado Foro Mundial del Vino me salto al señor y señora Bourguignon porque que nos vengan a decir que el suelo está vivo y que es un factor de tremenda importancia en la elaboración de vinos es algo que creo que ya lo saben todos los lectores de este blog. En fin, una perogrullada…
Sí me gustaría mencionar a Hervé Alexandre, de la Universidad de Borgoña y su apuesta por evitar la oxidación de los blancos a través de la exclusión de aire en el proceso de vinificación, vertiente opuesta a la hiperoxidación, es decir, oxidar todo lo oxidable previamente para evitar que luego existan oxidaciones posteriores. Veremos qué sucede porque en los blancos borgognones, desde luego, han existido bastantes problemas de oxidaciones prematuras y muchas voces se han alzado con diferentes teorías…pero desde mi punto de vista, es posible que la industria corchera tenga algo que decir al respecto (o debiera al menos hacerlo).
El señor Paul Chambers, del Departamento de Biología Molecular del Instituto de Investigación del Vino en Australia, hizo una defensa demasiado radical de la modificación genética de la levadura para poder alcanzar, según él, vinos con nuevas sensaciones para el amplio espectro consumidor. Sí me resultó interesante la introducción de un gen en una cepa de levaduras para eliminar la producción de urea y, al minimizarse así la reacción con el etanol, se reduce la generación del carbamato (potencial cancerígeno).
Mucho vértigo en estos temas pude apreciar hablando con algunos asistentes.
Mucho se habló de legislación, de nuevas situaciones ante el próximo “descepe” que se producirá, de “calidad para el consumidor” (sigo sin saber muy bien a qué se refieren con ello)…y del poder de las marcas, trabajo bastante interesante que define la cantidad de etiquetas que somos capaces de beber los consumidores y cómo esa etiqueta de vino puede influir en la valoración que se haga del mismo.
Pequeños apuntes de unas jornadas en donde, desde mi punto de vista, faltó debate en mayor profundidad debido posiblemente a la densidad de temas propuestos.
Un saludo
Sí me gustaría mencionar a Hervé Alexandre, de la Universidad de Borgoña y su apuesta por evitar la oxidación de los blancos a través de la exclusión de aire en el proceso de vinificación, vertiente opuesta a la hiperoxidación, es decir, oxidar todo lo oxidable previamente para evitar que luego existan oxidaciones posteriores. Veremos qué sucede porque en los blancos borgognones, desde luego, han existido bastantes problemas de oxidaciones prematuras y muchas voces se han alzado con diferentes teorías…pero desde mi punto de vista, es posible que la industria corchera tenga algo que decir al respecto (o debiera al menos hacerlo).
El señor Paul Chambers, del Departamento de Biología Molecular del Instituto de Investigación del Vino en Australia, hizo una defensa demasiado radical de la modificación genética de la levadura para poder alcanzar, según él, vinos con nuevas sensaciones para el amplio espectro consumidor. Sí me resultó interesante la introducción de un gen en una cepa de levaduras para eliminar la producción de urea y, al minimizarse así la reacción con el etanol, se reduce la generación del carbamato (potencial cancerígeno).
Mucho vértigo en estos temas pude apreciar hablando con algunos asistentes.
Mucho se habló de legislación, de nuevas situaciones ante el próximo “descepe” que se producirá, de “calidad para el consumidor” (sigo sin saber muy bien a qué se refieren con ello)…y del poder de las marcas, trabajo bastante interesante que define la cantidad de etiquetas que somos capaces de beber los consumidores y cómo esa etiqueta de vino puede influir en la valoración que se haga del mismo.
Pequeños apuntes de unas jornadas en donde, desde mi punto de vista, faltó debate en mayor profundidad debido posiblemente a la densidad de temas propuestos.
Un saludo
2 comentarios:
Yo sólo quiero decir que el Real Madrid ha ganado la liga.
Enhorabuena por tu pedazo de blog.
Ramón Mendoza Fontenla.
Hombre Don Ramón, me enteré de tal solemne acontecimiento en tierras austriacas, donde el Ernst Happel se prepara para recibir a selecciones europeas. Ya sabe usted que si pasamos de cuartos habrá que beberse una buena cerveza. Si los hijos de Wagner llegan a la final incluso se bebería vino.
Y allí, en la calle, música clásica gratuita. Una ciudad que vive por y para la música.
Un saludo y enhorabuena por el título.
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