Ayer la loba se trasladó al noreste italiano y parió. Cinco lobitos.
Esos cinco lobitos necesitaban ser acogidos por un grupo de “eno-zumbados” y fuimos a su abrigo. Seguro que la loba italiana no iba a ponerse celosa porque pasáramos un rato disfrutando de sus “hijos” italianos.
Estaban esperándonos en la enoteca Barolo (C/Príncipe de Vergara 211-Madrid), lugar al que siempre he tenido un especial cariño por el buen hacer que tanto Ángel como Miguel y el resto de su gente van demostrando poco a poco con el paso del tiempo. Tienen apuestas arriesgadas pero el cliente les va confirmando poco a poco que quien arriesga suele ganar. Déjense asesorar si quieren probar cosas interesantes tanto de la geografía vitícola española como extranjera. Y den tiempo a que vayan trayendo más cositas internacionales interesantes…que creo que hay varios proyectos entre manos.
Para mi fue un vino mucho más interesante en nariz que en boca aunque con el paso de las horas se fue viniendo abajo resaltándose más los aromas de la madera de forma avainillada. Fue de más a menos en mi modesta opinión.
El siguiente lobo era de Valpolicella, un Amarone 2003 Speri Vigneto Sant´Urbano. La Corvina, Molinara y Rondinella mostraban un color rojo granate vivo, joven. Nariz de mediana intensidad con aromas de café, anisados, hierbas aromáticas y algunos aromas cetónicos un tanto elevados. En boca era tremendamente potente pero a la vez elegante, ligero dulzor, con acidez alta y un tanino por pulirse algo. Los 15 grados alcohólicos que marca no molestaban en exceso aunque como se sirva algo caliente se puede invertir esta opinión. Bastante largo. Al revés que el anterior me gustó más en boca que en la nariz.
En boca vuelve a presentar una altísima acidez (guión existente en toda la jornada) que equilibra bien esos 15,5% vol., tanino vivo de uva, nada de excesos de maderas. Largo, profundo, para meterle una buena carne.
El cuarto lobito fue un Amarone Classico de la Valpolicella de Allegrini del año 1999. Color picota de media capa, con una nariz intensa en donde los eucalipto y matices cárnicos aparecen en una primera toma de contacto. Poco a poco, pero con timidez, aparecen frutos negros y rojos maduros, especias suaves, incluso aromas suaves infusionados. En boca es largo, con buena acidez, redondo, empezando a vivir. Diría que es un buen vino si se toma a solas pero el problema es que quedó eclipsado con lo que vino después.
Sí, el último lobo fue algo que ya conocía y que en su día tuve que decantar con unas tres horas de antelación. Aquí llevaba una hora y media decantado y estaba todavía cerrado el Tedeschi Amarone Monte Olmi 1999. En su día me pareció un vino soberbio y me lo ha vuelto a confirmar. Mucha reducción inicial, no se preocupen y sean pacientes. Aparecerá la fruta negra intensa, matices florales y minerales, trabajo fino con la madera, sin sobrepasarnos. Pan tostado, chocolate fundido, pasas e higos, un fondo ligero de café y te verde…meto la nariz al final y recuerdos de petunia blanca. En fin, quería estar más horas con el vino pero la loba nos pedía que era el momento de abandonar. En boca es elegante, potente, si se sirve algo fresco creo que el vino lo agradece, largo, con vida por delante. Empezando a mostrarse. Gran vino desde mi punto de vista. Ronda los 40 € si se preguntan el precio. (El lobo más caro fue el Sfursat que cotizaba a los 54 €)
Excelente jornada la vivida en Barolo. Muchas gracias y volveremos.