sábado, 2 de agosto de 2008

Jo, qué noche!

Seguro que saben que Martin Scorsesse es un gran director, e incluso es posible que Rosanna Arquette sea una estupenda actriz. Pero el título de esta entrada del blog, aunque coincide con la película rodada por el citado cineasta y protagonizada por dicha intérprete, no se refiere a referencias cinematográficas. Más bien podíamos hablar de paseos por el placer (vitivinícolamente hablando, no sea que alguno o alguna intente dar rienda a su imaginación y piense más allá de lo que corresponde ahora) en torno a una mesa.

Cinco zonas, cinco vinos, cinco personas. Ya ven, la magia del 5. El número que indica el punto medio, y ya saben que en el término medio dicen que está la virtud de las cosas, el puro equilibrio. Pues esa virtud la encontré disfrutando casi de un paseo celestial por un conjunto de vinos. Había tres vinos tintos, un blanco seco y uno blanco botritizado…pero por el carácter de los vinos decidimos empezar por los tintos, aunque el orden era lo de menos ya que lo mejor era de disponer copas e ir probando poco a poco la evolución de los mismos.

Empezamos en España, concretamente en la Rioja. Cuando hicieron este vino las cosas eran diferentes a hoy en día. En Elciego todavía no existían láminas de titanio decorando el paisaje de ese pueblo con tanta construcción de piedra, además los Beatles daban su primer concierto en el Cavern Club de Liverpool o incluso nacía mi admirado James Worthy, ya saben, ese alero que tanta gloria nos dio a los aficionados Lakerianos varias décadas más tarde. En fin, que me disipo…hablo del Marqués de Riscal 1961.

Aparece con un capa de color intensa, síntoma también de cómo han cambiado las cosas ya que posiblemente este vino llevase un alto porcentaje de Cabernet Sauvignon en su coupage. La nariz rápidamente expresa una sensación tremenda de barro, arena mojada y hongos. La intensidad es buena y el vino empieza a dar alguna cabriola hacia restos de especias y algún toque como balsámico ligero.

La conversación giraba en torno a la evolución actual de los vinos y a su capacidad de guarda. Pero eso daría para comparaciones odiosas y largos textos que podrían llenar muchas entradas de diferentes blogs, o incluso hasta para poner una línea telefónica de esas 806 de predicciones del futuro. Pero eso no nos compete. Solamente pensábamos en disfrutar.

Vuelve a cambiar en nariz y resulta hasta similar a toques de PX. Me recordaba la miel y cierta uva madura con algo de pasificación y toques de café.. Curioso.

Al entrar el vino en la boca la estructura es buena, agradable aunque con cierta rusticidad. Sí, no está excesivamente pulido y tiene un toque levemente amargoso en su paso medio. La acidez está presente, el cuerpo es medio y la longitud es larga. Deja un gusto de nuevo terroso y atrufado. Un gran vino desde mi punto de vista aunque es posible que le falte algo de elegancia. Esto de la elegancia es muy subjetivo y realmente todo depende frente a qué lo compares. Se me ocurren infinidad de vinos que en cuanto a elegancia quedarían respecto a éste igual que lo haría si comparamos a Amy Winehouse frente a Nieves Álvarez. A mi, es que me resulta la segunda infinitamente superior a la primera. Pues eso, con los vinos ídem…y el tema es que después de este Riscal apareció algo realmente soberbio.


En este caso la segunda propuesta va hacia una zona donde también han evolucionado mucho las cosas. Presenta una cierta relación con la Rioja ya que la historia está ahí y Burdeos estuvo en contacto con La Rioja por motivos ya conocidos.

Este vino es de un año que, sin preveerlo antes, nos servía un poco para compararlo con el anterior: 1962. Ya saben que fue una muy buena añada detrás de la mítica 1961 y la oportunidad era más que interesante.

Al servir este Château Pape-Clément 1962 vemos que la capa de color es ligeramente inferior a la que tenía el Marqués de Riscal servido anteriormente pero en nariz se muestra bastante más vivaz y didachero que el pariente del sur. La primera impresión vuelve a ser ese síntoma de humedad acompañado de tierra, se juntan frutillos rojos y un aroma un tanto curioso como de especias y hierbas aromáticas. El aire le viene muy bien y bomboncitos de chocolate negro parece que entran por la nariz…mmmmm. ¡Qué delicia!




Hablábamos mientras de la situación actual de la viñas en esta zona cercana a la propia ciudad de Burdeos donde queda también cercano el Château Haut-Brion y su acompañante La Mission Haut-Brion entre otros, metidas entre zonas industriales, asfalto y curiosos paseando a su alrededor (entre los que me encontré en su día), y con su siempre atractiva densidad de plantación.



Ya saben que hoy en día este precioso Château que tiene el nombre de Pape-Clément pertenece al emporio Magrez y de su asesoramiento enológico por parte del controvertido Michel Rolland. Con alguna experiencia en añadas recientes la situación es algo distinta frente a lo vivido con este 62 pero no sé la posibilidad de evolución y envejecimiento de los actuales vinos ni hacia dónde irá su tendencia. Solamente el tiempo nos dará la respuesta pero a priori las esperanzas no parecen muy alentadoras.

Comentaba antes de la elegancia y es que al meter el vino en la boca la situación es acojonante. Perdonen que lo defina así pero es que no se me ocurre otra cosa. Fresco como un chaval, elegante como una buena dama, redondo como una pelota. Todo se combina a las mil maravillas para dar un conjunto sedoso y de gran profundidad. Oigan, que no quiero que se me acabe la copa…El postgusto vuelve a ser terroso, con especias y tostados tan sutiles que resulta delicioso.

Ante esto, uno empieza a preguntarse cuatrocientas mil cosas acerca de las maravillas que ofrece, y a plantearse cuestiones y dudas…pero la electricidad de la tercera copa en el primer pequeño sorbo hizo un silencio que requería la máxima atención hacia él, sin abandonar a ratillos algunos restos de las dos copas anteriores que iban circulando entre los presentes para ir viendo qué iban deparando.

El tercer vino nos lleva a un año más moderno: 1996. Fíjense si es más actual que en los otros dos, el que escribe estas líneas no era todavía ni siquiera un proyecto embrionario. En cambio, en el 96 ya me contemplaban 20 primaveras…

Buen año en la zona dicen los expertos. Y si un buen año cae en buenas manos el resultado suele ser apabullante. Claro, darle caña a la Pinot Noir en estas condiciones puede ser una situación de disfrute máximo.


Me acuerdo cuando divisé con unos amigos por primera vez la parcela de la que procede este vino. El pueblo que quedaba detrás estaba desértico y un mapa indicaba el camino que debíamos seguir. Parecía que buscábamos un tesoro o algo así pero para el aficionado al vino ya saben lo que significa Vosne-Romanée en la Côte de Nuits de Borgoña. Nunca un pueblo tan enano significó tanto…allí hay joyas de viticultura como ya saben, y si no, les aconsejo que vayan.

Al servir este Domaine de la Romanée-Conti “La Tâche” 1996 el color aparece de cierta capa rojiza con buena tonalidad. No es ligero en su movimiento y al principio la nariz es costosa de expresarse. Bueno, vamos a darle tiempo y era curioso cómo cambiaba el asunto de olerlo de unas copas a otras.

La Tâche es un viñedo mítico que es monopole del Domaine arriba citado y aunque no tengo un largo recorrido con este tipo de vinos ya que solamente probé una vez a ciegas un 1990 (que me pareció uno, si no el mejor, de los tintos que he bebido) esa experiencia me fascinó tanto que considero a este viñedo como mi opción favorita de la Borgoña tinta de la Côte de Nuits junto a Musigny dentro de lo que he podido probar. Bueno, aquí vendrán gustos diversos: unos dirán que si Chambertin, otros que si La Romanée-Conti (ése se me escapa porque lo desconozco en mi boca y nariz), otros que si Cros Parantoux o Les Amoureuses (éste sería el tercero para mi), o incluso alguno será gustoso del Clos de Vougeot (en este discreparía tanto…que mejor no empiezo, ya que hay grandes Vougeot pero también hay castañitas que aprovechan el nombre para hacer auténticos desequilibrios calidad/precio) o de Chambertin, Clos de Béze por citar algunas parcelas míticas…¡Pues olé por todos!. Hay tantas opiniones para leer y contrastar…

El vino cambia. Va a más. Mineral, roca, suelo, barro, si alguna vez sacan una raíz de viña del suelo (¿no se avecinan arranques con las nuevas regulaciones?...aprovechen), huélanlas y lo identificarían con este vino. Va ganado en una atractiva complejidad y profundidad. Fruta negra que recuerdan a las prunas, regaliz y un fondo de hojarasca seca. Se aprecian tostados, restos sutiles avainillados y de moka, cacao y chocolate negro. Al rato eran más especias…Era un vino de muchas horas.

Bufff, es intensa dándole algún meneíto en la copa del tipo Borgoña (no voy a hacer publicidad de la casa, que ya sajan el hígado cuando las venden). ¿Y si lo llevamos a la boca? Ahí me tumbó y me ganó. Me rindo ante él.

Entra no demasiado potente pero pega un estallido dentro que alucinamos todos los presentes. Es eléctrico, vivo y a la vez elegante, con gran estructura, acidez magnífica y un tanino del fruto realmente sabroso. ¿La madera? Joder, aquí no hay serrerías en la sala de barricas: trabajada tremendamente bien. Es largo, muy largo, de nuevo las sensaciones minerales y de moka aparecen, así como restos especiados y de fruta negra.

Iba estando cada vez más abierto con el paso de los minutos y quizá se podría afirmar que con esa viveza que presenta la capacidad de desarrollo en botella debe ser larga y espero poder comprobarlo en unos años.

Rioja, Burdeos y Borgoña. Tres estilos distintos bien patentes en lo bebido y disfrutado. Surgió el tema del precio en el tercer vino pero que quieren que les diga…vamos a abstraernos por unas horas y a disfrutarlos.

Teníamos el primer blanco decantado y enfriándose un poquito pero ya estaba listo para servir (guardamos copas de los otros vinos para ir poco a poco saboreándolos a lo largo de la noche). Una vuelta de tuerca hacia la ribera derecha del río Ródano. A ciegas jamás hubiera dicho que era un vino de Viognier y menos de 1998 con ese color amarillo levemente pálido que presentaba.

Este Château Grillet 1998 del Domaine Neyret-Gachet estaba realmente tímido en la nariz. Parecía una pequeña tarta de limón metida en el cristal por los aromas sutiles a dicho cítrico que presentaba en sus comienzos tras servirlo en las copas.

Hablando de las pequeñas Denominaciones de Origen españolas, éste es un caso de esos, porque si no recuerdo mal era la única apelación francesa formada por una única bodega. Ya va oliendo algo a melocotones y como a roca…vamos cambiando y cada vez más interesante. La nariz ofrece un deje mantequilloso y como pan de molde tostado que, combinada con la frescura cítrica, le da un aire curioso. Y hasta olía un poco como a bechamel y otros matices lácticos…(¿o es que estaría pensando yo en hacerme unas croquetas acerca de las 23.30 de la noche?). Bufff, ¡qué ricos los quesos mientras tanto!

Y el Borgoña seguía más especiado…el Pape-Clément lamentablemente había desaparecido de todas las copas y el Riscal quedaba bastante aromatizado a café.

La boca del Viognier era deliciosa, cremosa, mantequillosa pero no pastosa, viva, con grandísima estructura, muy largo, apareciendo minerales y cítricos en el postgusto. Una delicia de juventud en este vino…¿No queda más en el decantador? Lamentablemente, no.

Para terminar, y de nuevo situados en Francia, ¿qué nos quedaba si tenía que ser algo botritizado como he comentado al principio?: Un Chenín rico de la zona de Coteaux de L'Aubance en el amplio valle del Loira. Y para ello dimos cuenta de un Domaine de Bablut de Daviau 1997

Con un color entre anaranjado y tonos más ocres el vino es algo más que intenso. En nariz parece un tortel recién sacado del horno, con aromas finos a pastelería, incluso algo de caramelos de malvavisco y miel, orejones y almendra tostada. Es compleja y seductora.

En boca es un perfecto acompañamiento para unos trozos de Reblochón que me iba metiendo poco a poco entre sorbitos (no me pregunten los puristas si ésa es la mejor combinación posible porque no tengo ni idea si este queso de la alta Saboya sería lo adecuado para este vino…pero es que me pareció tan sublime la combinación que si hace falta, pues debatimos con los puristas J). Presenta el vino un equilibrio entre azúcar, acidez y un leve (pero elegante) amargor realmente delicioso, con densidad, muy largo…Bufff, muy rico de nuevo este último vino.

Como podrán apreciar creo que salí realmente satisfecho, y he de decir que también perfectamente sobrio, de esta magnífica reunión que tuvimos en donde la consigna había sido clara: disfrutar. Para mí, quedará grabado este día en mi pequeña y única neurona como uno de los mejores en torno a buenas viandas y unos vinos realmente excepcionales, y lo más importante de todo: compartidos con excelente compañía.

Las diferentes fotos son personales, de diferentes visitas a algunos de los lugares mencionados en esta entrada

Les dejo con dos vídeos en esta ocasión de dos de mis canciones favoritas para redondear a una de mis noches vinícolas más apabullantes. La primera es en reconocimiento a estos elaboradores, a estas viñas, a este pedacito de historia que nos hemos bebido, a este momento de disfrute. Para mí, son como héroes.

La segunda es para animarnos a que todo esto…debe continuar.

http://es.youtube.com/watch?v=YYjBQKIOb-w

http://es.youtube.com/watch?v=4ADh8Fs3YdU


Un saludo

11 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Olaf dijo...

Pues eso, una noche de disfrute que quedará marcada en nuestras memorias muuuucho tiempo. Que vinazos.

De vez en cuando una de estas merece la pena, pero solo de vez en cuando, acostumbrarse le quitaría el valor.

Saludos

Olaf, el que no se puede quitar de la cabeza en todo el dia un par de vinazos...

IGLegorburu dijo...

Bueno, Olaf, estuvo tremendo. El asunto es que a veces sí se pueden abrir en teoría grandes etiquetas...pero no siempre sale como nos gustaría lo que llevan dentro.

Lo de la otra noche es que salieron excepcionales.

¿Te diste cuenta que no se tiró ni gota de ningún vino a la cacerola (escupidera)?...O al menos yo no me di cuenta...Todo para dentro del cuerpo :-))

No sobró nada...bueno, algo de agua natural :-)))

Pilarvi dijo...

En cuatro palabras: im-pre-sio-nante!!!!

Por lo que veo y, por otra parte, como es lógico, todavía os dura "el viaje". Así que sólo os deseo que el aterrizaje sea suave ;-)))

Vaya, no me extraña que se hiciera el silencio con La Tâche. Aunque veo que dominasteis la situación y pudisteis disfrutar de todos los vinos. Buen ejercicio.

Una pregunta en referencia sobre todo a los dos primeros vinos. Conocéis sus condiciones de guarda? Eran de alguno de vosotros?
Bueno, es que yo me he llevado más de una y más de dos decepciones con Riojas de los 60, 70 (73 y 75 para ser más exactos).

Salut!
Pilar.

IGLegorburu dijo...

Hola Pilar, los vinos eran todos nuestros. Es lo que le comentaba a Olaf que en este tipo de botellas ya no puedes hablar de si la añada era buena, mala o regular...más bien hay que ver cómo sale cada botella particular partiendo de las condiciones de las diferentes añadas pero como bien comentas, pueden salir auténticas decepciones.

Las condiciones de guarda...pues a partir de que llegaron a nuestras manos supongo que han sido buenas pero todo lo que haya sucedido anteriormente se me escapa.

En el caso del Pape-Clemént la botella procedía directamente de una vinoteca extranjera que sé que los tienen bien conservados. Y de ahí llegó a mi casa. La he tenido un tiempo a 14ºC y 83-85% de humedad relativa en una cava climatizada, igual que tengo otras...y luego a disfrutarlas. Y si no, una buena opción que hice alguna vez es dejarlas un poco en la sala donde tengo las barricas...;-)

Un saludo

José Luis Louzán dijo...

No te he escrito nunca nada pero la envidia me corroe en esta ocasión;

Menudo homenaje. Quien los pillara.

Enhorabuena...

Carlos Rodriguez dijo...

Hola Iñaki, ya veo a que venía eso de "no te pierdas la proxima entrada en el blog".
Sereis cab... y yo de cumpleaños y no invitais....
Ahora en serio, menudas joyas habeis tenido la suerte de probar y todas en excelentes condiciones. Felicidades, menuda noche de verano.
Saludos
Carlos

IGLegorburu dijo...

Bienvenido Jose Luis, y espero que te animes a escribir más a menudo en Baba O´Wines. Contrastar opiniones siempre es interesante.

Hombre Carlitos, ya sabes que tienes las puertas abiertas cuando quieras. Algo de vino y comida ya tomaríamos...y felicidades de nuevo, viejo!!

Sobre Vino dijo...

Se me cae la Baba (-o-wines) :-)

Me entran ganas de darle matarile a un Pape-Clement 70 que anda por ahí...

Un abrazo.

mac dijo...

¡ de casta les viene a esos 5 galgos ! joya de velada....

muy bueno SV...pues nada, que ese Pape-Clement, no ande por ahí, no vaya a ser que coja algo, con el fresco de los relentes de estos atardeceres calmos veraniegos...

IGLegorburu dijo...

SV, como dice mac, habrá que darle cancha a ese 70...ya nos contarás si mantiene el tipo.

mac, ya haremos algo...y espero que se nos una SV ;-)

Un abrazo