martes, 19 de junio de 2007

Dos reconocimientos merecidos

Era un 14 de abril del año 1999 cuando presencié mi primer concierto (luego he podido disfrutarlo dos veces más en Alcalá de Henares y en Collado Villalba) de un poeta (porque para mi lo es) que lo había hecho todo en el mundo de la música. Apareció tímido, escalofriante para mí. Mucha historia había sobre el escenario del antiguo Palacio de los Deportes de Madrid y los primeros acordes empezaban a sonar. Su nombre: Robert Allen Zimmerman, más conocido por Bob Dylan.


Persona y personaje se aúnan para dar uno de los nombres más importantes en la historia musical del pasado siglo XX y estos inicios del XXI. Fue, es y será maestro de grandes artistas que nunca han tenido reparos en reconocer la grandeza de Bob Dylan. No hay más que recordar aquel mítico concierto en el Madison Square Garden de Nueva York para celebrar los 30 años de carrera de Bob Dylan, en el que se reunieron grandes intérpretes para celebrarlo junto a su amigo. Quizá algún día recordemos ese momento en este blog.

Pero a mí, ni Dylan ni Zimmerman me producen un especial interés. Pero sí sus canciones. Son sus letras las que lo han hecho realmente grande.

Ahora que le han concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, en Baba O´Wines no podía faltar un homenaje a este genio de Minnesota. Nominado al premio Nobel de Literatura varias veces, con una dilatada trayectoria artística con aciertos y fracasos, con mayores y menores crisis de identidad, Bob sigue su camino, encima de un escenario con su inagotable “Never Ending Tour”. ¡Qué mejor nombre para un trabajador incansable que noche tras noche deleita a su público con canciones irrepetibles! Me alegro que en un país en el que se ignoró toda su magna obra durante muchos años y en el que debutó en directo por el año 1984 se le haya dado tan insigne reconocimiento.

Me hicieron gracia unas palabras de Benjamín Prado en las que hacía referencia a otro posible nominado a este premio: Ferrán Adriá, un cocinero bien conocido por todos. Benjamín, en un alarde de ironía, dijo que cómo era posible que un pollo ganase el Príncipe de Asturias de las Artes a “Blowin´ In The Wind”. Hombre, no sé si Adriá usa mucho el pollo en sus elaboraciones culinarias…pero el sarcasmo de Prado me hizo gracia.

No voy a citar sus obras porque me dejaría demasiadas, pero solamente puedo decir: Thank You Bob.

Ojalá venga a recoger su merecido premio y sirva de escusa para marcarse unos conciertos por nuestras ciudades. Volver a escuchar en directo Highway 61 Revisited, All Along The Watchtower o Like a Rolling Stone es una experiencia que apetece al que suscribe. Señores de Gamerco, traigan a Bob.

Puesto que en muchas ocasiones se ha dicho que algunos vinos son como obras de arte, tras un primer reconocimiento artístico, toca un reconocimiento vitícola.

Aunque con mucho retraso lo hago, tengo que reconocer a un gran vino. La primera vez que lo probé fue en un Encuentro de Peñas de Verema en el año 2004 y la segunda fue el pasado 27 de mayo en Burgos en el evento organizado por Paco Berciano. Me estoy refiriendo a un vino blanco de categoría sublime, desde mi punto de vista, llamado Viña Tondonia Gran Reserva de 1964, elaborado por la Bodega López de Heredia en Haro (La Rioja).

En ese año 1964, y enlazando con mi anterior reconocimiento, Bob Dylan publicaba uno de sus grandes discos: The Times They Are A-Changin' (con una canción de referencia española: Boots of Spanish Leather). Gran disco, gran vino.

Es un vino que lleva un 85% de la variedad Viura o Macabeo y un 15% de Malvasía, con una crianza en barricas de nueve años.

Cuando abres el corcho que lo tapona aparecen más de 40 años de historia concentrados en 75 cl, por eso hay que dejarlo respirar y que vaya mostrando toda su sabiduría, que la tiene. Como indican sus elaboradores, no son vinos blancos que deban servirse a temperaturas bastante bajas y su potencial en la copa se va incrementando por momentos.

Las sensaciones van despacio, necesitamos tiempo. Las prisas nunca han sido buenas para nada, ni para degustar un vino de este calibre ni para elaborarlo. En López de Heredia han seguidos fieles a su filosofía de trabajo, con sus admiradores y sus detractores, pero con la consecución de estos vinos blancos solamente se puede agradecer su existencia.

Por eso, un doble reconocimiento. Aunque Bob produzca vino en Italia no creo que llegue a ser como este Viña Tondonia, y aunque este Viña Tondonia expresara sentimientos musicales, no sería nunca como Bob Dylan. Por eso, la mejor combinación, armonía o maridaje (llamemos a la dichosa palabra como nos venga en gana) podría ser una copa de este vino mientras suena Blowin´In The Wind. Cada uno expresará su potencial, la unión de ambos hará la fuerza necesaria para estar ante un gran momento.

Un saludo
The Show Must Go On





7 comentarios:

Carlos Rodriguez dijo...

Ignacio, ¿seguro que no eres periodista?
me has hecho sonreir con tu articulo, muuuu bueno, y eso que no tienes tiempo que si no....
Saludos
PD:Genial el enlace entre Tondonia y Bob, esperemos que venga a recoger el premio, yo creo que si, me da la intuicion.
Carlos

Sobre Vino dijo...

Iñaki,

Bienvenido a la enoblogosfera.

Comparto tus gustos tanto en esta parte musical (Dylan) como en el vino (Tondonia 64).

Y los Who... una de mis grandes referencias desde la adolescencia. John Entwistle es uno de los responable de que me diera por empezar a tocar el bajo.

Aprovecho para invitarte, si te apetece, a que participes en la segunda edición de "Iberoamérica en cata" (más información en mi blog).

Un abrazo,

Sobre Vino

IGLegorburu dijo...

Carlos, por el bien del periodismo, no soy periodista :-), y eso lo sabes bien...

La verdad es que las veces que he probado ese Tondonia me ha encantado, es un vino que te hace pensar muchas cosas sobre el tratamiento de la Viura.

Oscar, una pena lo de John, sin duda. Ahora llevan a Pino Palladino en sus giras, hace poco descargaron en Madrid (ya hablaremos sobre ello) y muy bien, aunque algo inferior al del año pasado (desde mi punto de vista). Intentaré estar el viernes en la cata pero lo veo complicado porque estaré de viaje. Si no, en la siguiente.

Un saludo

elbaranda dijo...

Excelente Iñaki. Además me has llevado a mis tiempos de estudiante cuando el único de los amigos tenía tocadiscos y nos encantaba oir a Bob y a Cat Stevens entre otros, aunque he de reconocer que soy mas de Queen ;-).
Y con el blanco de Tondonia -el gran blanco para mí, ese mítico 64- me ha llevado hacia el encuentro entrañable en Haro. ¡Pero que bien lo "pasemos"!.
Un asíduo lector, ;-))

Anónimo dijo...

Vaya... me has dejado alucinado, pero yo siempre pensé que este tipo de cosas se te daba bien. Este blog me lo constata. Ya solo queda que Benjamín y Emilio tengan su espacio blogero para que la calidad de este tipo de sitios suba muchos enteros.

Anónimo dijo...

Sin duda el vino que más me ha marcado es ese Tondonia blanco del 64. Es un vino que deja sin palabras. Saludos. Jose.

mac dijo...

bien Iñaki..

me gusta Dylan, me gusta ese Viura'64...

y estas reflexiones tuyas en este sitio tuyo que has abierto..