jueves, 3 de enero de 2008

Uniformidad, consultores,...¿aburrimiento?



Leía el otro día un reportaje en Decanter sobre un encuentro que habían tenido Michael Broadbent y Oz Clarke, dos de los más importantes escritores sobre vino que hay en el Reino Unido y comentaban alguna cosa interesante, no por lo novedoso sino más bien por la reafirmación de algunas ideas.

Hablaba Mr.Clarke sobre un viaje a California en el que pretendía buscar vinos interesantes entre 15 y 20 $ y la dificultad para ello y el extra cargo que sufren los vinos de Napa por ser de esa región. El señor Broadbent admite que no es muy popular en California por haber criticado el excesivo precio que han conseguido vinos con un grado de alcohol excesivo.

Oz admite haber defendido las sobremaduraciones y el uso de cierto exceso de roble pero como algo que en su momento no existía en el mercado, pero que hoy en día se ha convertido en un exceso. Y el alcohol, apunta Mr. Broadbent.

Y sale a colación el tema de los consultores, en la que lógicamente una figura planea por sus mentes. Oz afirma que muchos bodegueros desean sus 89 puntos en la “major internacional wine press” y que el problema es que una determinada figura adquiera tanta influencia en lo que se refiere a estas decisiones. Termina diciendo que el mundo del vino es maravillosamente subjetivo y que si una persona domina el mercado se destruye ese sentido de incertidumbre tan magnífico que rodea a este mundo.

“Su influencia ha sido desastrosa” sentencia Broadbent

Ninguno dice nombres.

Michael afirma que en los años 40 y 50 no existían consultores y que los grandes vinos por ejemplo de Burdeos se hacían por sí mismos, con vinificaciones mucho más naturales y sin forzarlos. Le preocupa el devenir del Médoc hoy en día, que el estilo es similar y existe una homogeneidad en los vinos que hace imposible casi distinguir un Saint-Estèphe de un St. Julien o de un Margaux.

Pues pequeñas notas de dos prescriptores a las que solamente puedo dar mi asentimiento. No dicen nada que no sepamos pero está bien que se hable sobre ello en medios de cierta difusión. Igual los tiempos, querido Bob, empiezan a cambiar.


Un saludo
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The Show Must Go On (Queen)

9 comentarios:

mac dijo...

pues yo me apuntaría a un curso avanzado para empezar a distinguir Médoc de Libournais...con añadas de aquellos años en que se perfilaba mucho...

continuaría "buceando" primero en una margen y luego en la otra, o al revés...

busquemos un aula...

IGLegorburu dijo...

Me parece, amigo mac, que ese aula hoy en día solamente puede conseguirse a base de estirarse la cartera para encontrar 40´s y 50´s.
En cualquier caso, siempre es bueno mirar en los armarios de vino a ver si los Reyes dejaron algo años atrás... :-)

Aunque creo que cuando se acordaron de mi pensaron más en Burgundy que en Bourdeaux. Un saludo

Olaf dijo...

Si, somos unos cuantos los que podemos asentir ante tales afirmaciones, pero yo no soy tan optimista. Parker ha inventado esto de los puntos, ha propuesto un estilo de vino, que el mercado americano ha aceptado. Yo creo que si a los americanos no les hubiese gustado ese estilo, RP no hubiese durado ni tres dias. Y el gusto americano, no creo que cambie. Las hamburguesas, la cocacola, la comida empalagosa y especiada, los coches grandes, las peliculas con efectos especiales, explosiones y persecuciones ruidosas... dan algunas pistas de que es lo que buscan, impacto y potencia, las sutilezas no van con ellos (que no se enfade M. que él vive en NY y eso es otra historia). El mercado americano es muy importante y seductor para los productores y mientras en la vieja Europa tiremos mas de caña que de vino, mientras pensemos que mas de 8€ por un vino es una locura, complicado será que todos estos críticos dejen de tener la importancia que tienen. (Parece que me levanté pesimista hoy)
Un saludo

Olaf

IGLegorburu dijo...

Olaf, lo que yo creo que Broadbent y Clarke critican no es que a los americanos les guste un tipo de vino u otro, si no el inmenso grado de influencia que una persona ha generado en el mundo del vino, no sólo en USA.

De todas formas (y esto es una opinión totalmente personal) creo que las cosas van a cambiar. No sé el tiempo que tardarán en hacerlo pero creo que el gusto se va modificando (igual que se modificó en los 90 hacia otro tipo de vinos). ¡Al tiempo!

Creo que esos alcoholazos pastosos, golosinas de por medio, maderazos al cante y encías partidas son demasiado cansinos a largo plazo para que los consumidores de a pie puedan aguantarlo. Al menos yo tengo claro mi gusto como consumidor, diga lo que diga MrP. y hay cosas interesantes por ahí.

Hasta el propio sujeto de tu comentario (Mr.P) creo que va a ir "reculando" poco a poco. Los críticos tendrán siempre su importancia pero creo que sus opiniones pueden empezar a variar.

Lucharemos por ello

Quizá hoy me levanté menos pesimista que tú. :-)).

Un saludo

Olaf dijo...

Ya, pero lo que intentaba yo decir, es que el poder de RP, en cierto modo lo da el gusto americano. No se, no acabo de ver a un tejano bebiendo un vino que casi no tenga ni color.
Pero puede ser divertido, si los criticos empiezan a dar puntos a vinos con 12.5º, ¿el mercado responderá? No hablo de los enochalados, hablo del señor de Iowa que va a su licorería a comprar sus vinos semanales y que presta casi tanta atencion al precio como a los numeritos de WA o WS que estan en la misma etiqueta. Y que ya estaba convencido de que lo mejor era un potente cabernet de Napa y ahora aparecen estos vinos "aguados". ¿Tendrán tanto poder de convicción como les suponemos? ¿Mandará a su amigo Rolland al paro?
Ojalá cambien las cosas y vuelvan a hacerse cantidad de vinos interesantes en tu tierra que se diferencien unos de otros. Por otro lado, como las elevadas puntuaciones suban los precios de los borgoñas, me voy a tener que conformar con ver las etiquetas en las estanterias.
Ojalá reculen, aunque sea un poco.

IGLegorburu dijo...

Pues iremos viendo qué sucede, Olaf. Al menos sabemos que nos quedan zonas, productores, etc interesantes para satisfacer nuestros gustos. También tienen que existir los vinos que dices de Mr.Rolland, del gusto potente...pero que no supongan una homogeneización del gusto. Sitio hay para todos.

Un saludo

manuel dijo...

¿No fue ésta la presentación en que Clarke y Broadbent (a cuyo nombre siempre asociaré desde ahora dos palabras que pesan como la peor desgracia: "Hardy" y "Rodenstock") levantaron revuelo diciendo que ya todos los burdeos eran iguales?

La cuestión es que me parece que Mr. Broadbent peca de un cierto revisionismo histórico parcial. Si bien en los treintas, cuarentas y cincuentas no había consultores del orden de Michel Rolland, por ejemplo, sí existía gran poder por parte de los negociantes, que hacían lo que les daba la gana con el vino. Vamos, que mirar hacia atrás es algo que debe hacerse cuando uno se ha dado un bañito de malicia, o por lo menos de antiingenuidad. Si bien he probado muchas botellas honestas y "enteras" de esa época, también en mi periplo por este tema del vino me he encontrado con una gran cantidad de botellas sospechosas donde la sospecha comienza por quien embotelló el vino. Recuerden ustedes que a mediados del siglo XX se decía mucho que la producción completa de Hermitage podía bien ir a parar en cualquier añada a cuvées de burdeos. Esta noción es una que me acompaña en cada una de esas catas de burdeos "de cierta edad" a las que asisto regularmente.

Bueno, y el que alguna botella haya sido falsificada más recientemente, ya saben...

En cuanto a lo que dice Olaf: No creo que sea particularmente prudente o certero achacar el poderío ganado por Parker enteramente al "gusto norteamericano" en el sentido de algo estático, inmutable y, sobre todo, radicado únicamente en EEUU. Ese gusto primarista y basurista (hoy no estoy por pintar nada de rosa) está muy difundido por todo el mundo, desde Texas hasta el más rancio tincón de la Vieja Europa. Creo que hay una extraña simbiosis operando.

Olaf, no te equivoques, yo vivo en Manhattan, una islita independiente, por el azar vecina de EEUU. No me enfado nunca por las cosas que peudan pasar en ese país, que para mí es como otro planeta...:-)

M.

IGLegorburu dijo...

Buff, no creo que ese simple encuentro recogido en Decanter y en el que dijeron tres o cuatro frases haya sido capaz de levantar mucho revuelo ¿no?. Si lo hubieran hecho en plan..."llenamos Wembley y a ver qué decimos" pues igual sí...aunque todo es posible con los hijos de la Gran Bretaña.

Manuel, creo que lo que comentaban tanto Clarke como Broadbent también va en la línea de lo que dices sobre esa expansión del gusto basurista a todos los confines del planeta vitivinícola. Así, achacan la grave influencia que Mr.P (parece el próximo villano de una película de James Bond) ha tenido en todo el sector y que ha conducido hacia un "hagamos todos lo mismo para satisfacerles y que me den su bendición en forma de numerito"

Manhattan free!

Un saludo

manuel dijo...

Sí, pero creo que es un poquito cortito de visión atribuir toda la culpa a la existencia e influencia de Parker. Mírate el más reciente post de La otra botella, titulado "De vuelta al futuro", en el que cuelgo extractos de un libro que me estoy releyendo veinte años después de la primera lectura. Es sorprendente lo poco, si consideramos de verdad, que han cambiado las cosas en cuanto a los métodos y la finalidad del marketing a las masas.

Parker, como he dicho yo tantísimas veces, no hubiese podido existir sin Peynaud. Y Peynaud tenía claros los parámetros que quería buscar en los vinos con los que trabajaba (recordemos que fue el precursor de Michel Rolland en lo de la enoconsultoría). Es difícil determinar exactamente cuando, pero ocurrió un cambio paradigmático en algún momento tras la Segunda Guerra Mundial que facilitó la de-evolución del gusto. Luego, a medida que más y más gente de clases sociales que antes no tuvieran ni acceso al lujo ni recursos para adquirirlo fueron ganando ambos, el acceso y los recursos, cuando se vislumbró la posibilidad de "democratizar" el lujo haciéndolo ampliamente disponible en forma de marcas-símbolo (que confieren un aura de "lujo" a productos tan Made in China" y de cuestionable calidad como el que más), ya todo se jodió.

Para mí la actual "cultura dle vino" es algo antropológicamente fascinante. Mi concepto de lo que es vino de verdad y el disfrute rutinario que hago de dicho vino de verdad junto a buenos amigos a veces me parece un tanto anacronístico. O quizás es que (y aquí hablo en el sentido marxiano de la palabra), nuestros fetiches son otros que no comparte el público hoy.

Claro, cuando se llega a la proverbial ora de los mameyes, creo que la más profunda verdad filosófica la tuvo Kiko Veneno con aquello de "La cocacola siemrpe es igual..."

M.